sábado, 6 de noviembre de 2010

Origenes de la salsa

Como todos sabemos, a fines del siglo XV una nueva puerta se abrió para el mundo comercial y cultural europeo a través de la Antilla Mayor.

Como también deberíamos saber, además de la Inquisición, en 1518 el Rey Carlos V legalizo “la trata de esclavos”.

Estos nuevos forzados inmigrantes llegaron desde Africa trayendo como único equipaje la religión y su música.



En el nuevo suelo, el negro perseveró en desarrollar su religión y su música. A diferencia de lo que sucedió en Estados Unidos de Norte América, donde a la población esclava no se le permitió el uso del tambor, en el Caribe fue diferente. Lograron a través del canto y el baile, de los simbolismos y las funciones, de los rezos y otras manifestaciones, a contactarse con sus dioses.

En los inicios, se escandalizaron el mayoral en el Caribe y el caporal en el Perú por los movimientos inmorales de sus bailes, a tal extremo que en 1842 fueron prohibidos en Santo Domingo y Haití.

Eran los orígenes de la rumba, en su variante de "la columbia y el guaguanche", donde las parejas simbolizan al gallo y la gallina, en lo que se conoce como "vacunao" (el movimiento pélvico de mutua atracción). Con el tiempo se autorizaron dichos bailes que permitían al negro volver con más ánimo al trabajo, reunirse al esparcimiento los domingos en los llamados "Cabildos" aunque se veían con desconfianza sus veneraciones a sus dioses expresados en los bailes, buscando por todos los medios de extirpar sus idolatrías. Para poder llevar a cabo su culto, empezaron a rezarle a Cristo Rey, a la Virgen y a los Santos en las Iglesias, lo que motivó la sorpresa del colonizador. En el fondo, pensaban en "sus dioses", camuflando sus verdaderas creencias, llamándolas de acuerdo al rito católico, pero identificando a cada uno de sus patrones de culto, con sus deidades (orichas).



Para llevar a cabo sus rezos e invocaciones, era necesario buscar y tener los elementos para celebrar sus prácticas. El negro encuentra en nuestro continente materiales semejantes a los de su tierra y fabrica instrumentos en forma artesanal que perduran hasta nuestros días.

En primerísimo lugar la clave; dos palitos sobre el que se sustenta el ritmo de 3x2 o de 2x3 y desde donde se levanta el edificio de la música afroantillana. La percusión de hierros en forma de pequeñas campanas; también las sonajas, y las maracas de mango.

Seguidamente los Membranófonos de diversos tamaños, formas y sonidos, siendo los tambores, por percutirse los cueros, lo que los identifica. Los más conocidos e incorporados mundialmente son: la tumba o el salidor, conocidos en la actualidad como Congas.

Llegaron igualmente de África los Cordófanos, arcos musicales con resonador de calabaza.



Otros bailes y ritmos muy populares de América Latina, los que proceden de ascendencia africana.

Así en Brasil, zamba, batuque, frevo y capoeira;

en Jamaica, reggae;

en Puerto Rico, bomba, plena, danza, seis y aguinaldo;

en República Dominicana la mangulina, salve, carabiné y merengue;

en Cuba el son, la columna vertebral del género, danzón, la rumba de origen gangá y sus variantes: yambú, columbia y guaguancó, la guaracha y el mambo.

En Haití la compa;

en Colombia, la cumbia y el vallenato;

en Panamá, el tamborito;

en Curazao la tumba;

en El Salvador, carbonero;

en Trinidad y Tobago calipso, zoca y rapso.



Debemos acotar que desde 1943, el Sr. Mario Bauzá, director de Machito y los Afrocubans, experimentó al combinar lo afrocubano con el jazz, (al que denominó el matrimonio más perfecto) con su tema, TANGA, en lo que hoy es mundialmente conocido y aceptado como El Latin Jazz. Desde 1967 el vocablo SALSA ha sido adoptado como la amalgama de todos los anteriores ritmos.



En la actualidad en Cuba los cultos africanos están en auge y las autoridades permiten sus reuniones pero no son reconocido como una religión como tal y el tratamiento que recibe es más folclórico que respetuoso. El tratamiento que los tambores recibieron en la reciente visita del Papa a Cuba es una muestra de ello. La Iglesia trata estas creencias como cultos ateos primitivos africanos y trata de erradicarlos, ignorándolos.

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